El sol ya declinaba sobre el horizonte cuando salí de una de las interminables clases de baile contemporáneo que se impartían en la academia. Se me daba bien, sí, pero eso no quitaba que disfrutara infinitamente más bailando mi estilo: Break Dance. Era por ello por lo que fui de los primeros en salir del aula mochila en mano, casi huyendo de las palabras de la profesora. "Ensayad, chicos. No lo olvidéis". Como para olvidarlo con tanto recordatorio diario. Les faltaba poner una campanita y hacer que sonara a cada hora para que no se nos olvidaran nuestros deberes como alumnos de danza.
Con un suspiro exasperado me dejé caer sobre uno de los bancos del patio exterior, alzando mi mirada al cielo que ya mostraba tonalidades ocres, anaranjadas y violáceas. Dejé mi maleta apoyada sobre la pata de la banca y me estiré sobre ésta, largando un bostezo perezoso. Tras ello, volví a quedar anonadado mirando como poco a poco el firmamento se iba oscureciendo más y mas.